3. Llamada de trasnoche

19.01.2021

Cristian llamó preocupado a su novia porque le habían robado la estatuilla de Ubaldo, su enano de jardín. Eran casi las once de la noche, y él recién regresaba del trabajo que tenía como guardia de seguridad en un depósito. Ella dormía, porque tenía que madrugar a la mañana siguiente. Siempre le gustaba recibir un llamado de él, pero desde hace poco tiempo había comenzado a percibir cierta hipocondría en las actitudes sociales de su novio. Con algo de desgano, se levantó de la cama y salió a su patio para poder oír mejor lo que Cristian le decía:

-... entonces me di cuenta de que Ubaldo ya no estaba. Menos mal que salí a dejar la basura afuera porque si no, no me habría dado cuenta hasta mañana, o no sé hasta cuándo.

-Tranquilo, amor, probablemente tu mamá estuvo en tu casa temprano y se lo llevó para limpiarlo o algo por el estilo. ¿Probaste llamándola?

-No, no voy a despertarla a esta hora. Seguro ya duerme hace un buen rato...

-Emmm...

-Además, me habría dejado una nota. Siempre que viene me deja alguna nota en la mesita del pasillo.

-¿Y estás seguro que no lo guardaste en el fondo? O por ahí lo hizo tu mamá... -decía ella tapándose la boca para no bostezar.

-No creo que mamá haya venido.

-Si alguien se lo robó, me sorprende que haya burlado al sistema de vigilancia. Podrías contactarlos para chequear si se vio algo en las cámaras.

-Puede ser. Pero, para serte sincero, sospecho que no entró nadie a casa.

-¿Qué querés decirme? -dijo ella con tono de reprimenda.

-Digo que hace varios días que noto detalles casi imperceptibles. Me da la sensación que los objetos cambian muy pero muy levemente de lugar. No quería decírtelo para que no pienses que estoy loco.

-A ver, a ver. ¿Pretendés que yo dude acerca de si unos objetos se mueven por sí mismos?

-No son objetos. Quiero decir, sé que están hechos de yeso, pero tengo la impresión que se mueven.

-Vamos, Cristian...

-En serio. Mirá, acabo de revisar el lavadero y todo el fondo, y no están ahí. La verdad es que no...

...

-Cristian, ¿estás? ¿Qué pasa? No me asustes.

-Acá estoy. Salí al frente de casa de nuevo. Ubaldo está ahí, en el lugar de siempre. Pero hay otro enano al lado. Ese no es mío. No entiendo...

-Esperá, no te muevas, voy para allá. O metete adentro. Me pongo la campera y salgo.

Ella se vistió rápidamente y salió a la calle. Estaba apenas a cuatro cuadras, y las transitó como si fueran las 2 de la tarde, sin importarle el contexto. Llegó a la casa de su novio, miró por las rejas y allí, en el jardín, había, efectivamente, dos enanos. Ubaldo, y el otro. El que le había dicho Cristian. Hizo sonar el celular de él pero no la atendió. La calle estaba vacía. Hacía calor. No corría viento y estaba agitada. Decidió trepar por la reja. Aunque sonara alguna alarma, tenía que saber qué le había pasado a Cristian.

No sonó la alarma. Quizás estaba desconectada. Atravesó el jardín con velocidad y, ya en la puerta, golpeó, primero con cautela, luego con insistencia. Nada. Entonces intentó y el pomo del picaporte giró, por lo que entró a la casa con precaución. Tras recorrer las habitaciones y mirar el fondo desde la puerta trasera, comprobó que Cristian no estaba ahí. No podía entenderlo.

Probó nuevamente con el celular. Nada. No, momento, se escuchaba un pitido lejano. Salió a la puerta de entrada, y el pitido se hizo más nítido. Lo supo. El celular estaba tirado por ahí. Tal vez algo lo asustó y dejó caer su móvil en algún lugar del jardín. Entonces tuvo una corazonada, y se acercó con cuidado a los enanos. El sonido parecía estar cerca de ellos. Inspeccionó la gramilla con el pie, moviéndola, y sintió más fuerte el pitido. Sin mirar a las pequeñas estatuas, se agachó y empezó a hurgar con las manos en el pasto, hasta que, en un hallazgo azaroso, encontró el bendito celular.

En ese momento, recibió un golpe seco en el parietal. Perdió el conocimiento gradualmente, pero antes de desvanecerse del todo alcanzó a ver a los enanos acercándose, y uno de ellos le resultó familiar.

FIN

Es mejor mirar al cielo que vivir en él. 
(Truman Capote)
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