Cuando la vida no tiene revancha. Los girasoles (1970)

05.04.2020

Si hay un realizador que sabe captar la nostalgia en sus personajes, ese es Vittorio de Sica. Desde Los niños nos miran (I bambini ci guardano, 1944) hasta Los girasoles, pasando por El lustrabotas (Sciuscià, 1946), Ladrones de bicicletas (Ladri di biciclette, 1948), Umberto D. (1952) y El jardín de los Finzi Contini (Il giardino dei Finzi Contini, 1970) entre otros dramas, sus protagonistas están envueltos por una lúgubre sensación de soledad, tristeza y abandono. Desde los carenciados niños -y adultos- de sus films neorrealistas hasta las familias desarmadas por los regímenes dictatoriales, todas y todos sufren de algún modo la ausencia de alguien, la falta de algo y la necesidad que no puede satisfacerse. 

En Los girasoles transmite la certeza de que la vida es un instante, que el tiempo pasa volando y que cada momento de felicidad es fugaz. Antonio (Marcello Mastroianni) conoce a Giovanna (Sofía Loren, una napolitana desfachatada que al principio de la película es sensualidad pura, y a medida que avanza la historia pierde cada vez más su costado seductor como una consecuencia más de la ruina provocada por los conflictos bélicos). Poco antes de ir a la guerra se casa con ella y luego la abandona para cumplir con su designio. No estoy al tanto de los ideales y convicciones de De Sica, pero tengo la sensación que en Los girasoles hay algo de la idea de que la-guerra-es-fútil-y-sólo-trae-destrucción, lo cual es una certeza, tal vez no para los estados y los poderes que manejan sus intereses por medio de ella,  pero sí para las personas "corrientes" que viven la vida con pasión, y se enamoran de otra sin mayor interés que la compañía del otro.

Sofía Loren, a su manera, está estupenda en su personificación de una mujer a quien la vida la va mancillando, modificando a su paso la apariencia y la postura. Nota aparte merece la banda sonora compuesta por Henry Mancini, cuya repetitiva armonía toca fibras íntimas y contribuye a esas sensaciones provocadas por la narración. 

Este año me he cruzado con películas que trabajan lo efímero de la vida, y Los girasoles es un ejemplo más de ello. Gran película, la recomiendo ampliamente.


Calificación: 8/10

Es mejor mirar al cielo que vivir en él. 
(Truman Capote)
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