8. Páramos

18.07.2023

Le tengo miedo a los páramos. Esos espacios tan abiertos, tan amplios, y sin embargo tan desprotegidos me asustan demasiado. Mucha vegetación, pero baja, densa y frondosa, vegetación que el viento mueve constantemente, nunca ayuda.

Sin embargo, tuve que ir hacia los páramos. Hice lo único que podía hacer, huir hacia donde podía, porque de pronto sentí una enorme hostilidad en la aldea.

Tengo miedo porque sé que ellos me van a encontrar. Preferiría que no lo hagan, porque no sé lo que puede pasar después. Ojalá desistieran de buscarme, pero sé que no lo van a hacer. Siempre que empiezan algo, lo terminan. No sé si siempre lo terminan bien, pero lo terminan.

Aunque intente ocultarme detrás de los matorrales, sé por otros que han sido perseguidos que nunca es un escondite perfecto; a la larga, ellos revisan metro por metro el páramo y te encuentran.

No sé porqué tuve que escapar hacia los páramos. Tal vez, si lo hubiera pensado un poco más, volvería a las aldeas; no son el escondite ideal, pero por lo menos hay cosas con las que ocultarse, y el frío no castiga tanto.

Si no tuviera que ser diferente a ellos, toda esa locura no sucedería. Es evidente que mi apariencia, vulgar y corriente para los míos, es una amenaza para ellos.

Ahí están de nuevo. Siento que se acercan. Puedo olerlos. Es una mezcla extraña entre sus sudores corporales y algún material artificial que ellos mismos crearon. No son una buena combinación, pero entiendo que sus olfatos no están muy desarrollados.

Desde acá arriba puedo ver sombras moviéndose casi al unísono, de una manera sorpresivamente ordenada. Son ellos. Entre alguno que otro grito ahogado, lo que más se oye son murmullos.

Me muevo entre los matorrales; trato de alejarme, de subir por la cuesta, pero aunque me apure, siento que cada vez están más cerca.

Ya casi están encima de mí. Entre la hierba alta, puedo diferenciar algún que otro rostro. Son seres de la aldea. Yo mismo he jugado con ellos cuando era más pequeño, cuando todavía no causaba el rechazo que causo hoy.

Sé que podría salvarme, aunque siempre me resistí a ello. La manera de conseguirlo implicaría dejar de sentirme como me siento; mejor dicho, dejar de sentirme como parte de ellos. No quiero. No quiero estar solo. Tengo miedo de no ser comprendido.

Creo que me vieron. Aun a través de los matorrales. Me asusta la idea de que quieran acabar conmigo. Me asusta que la vida no se prolongue más allá de este momento. No les temo, pero no puedo evitar sentir un asomo de desesperación en lo más hondo de mi pecho.

Me dan miedo los páramos. Mucho miedo. Ahora que lo pienso, preferiría estar solo, mas no sea por esta noche. Está saliendo la luna. Tengo miedo de que, una vez que se muestre en su redondez, no pueda controlarme.

FIN

Es mejor mirar al cielo que vivir en él. 
(Truman Capote)
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar