1001 Albums Parte XI: Electric Prunes, Loretta Lynn, Sharma/Kabra/Chaurasia, Velvet Undeground, Hendrix, Aretha Franklin, Stones, Traffic, ISB, Kinks (1967-68)

04.09.2020

La banda angelina The Electric Prunes debutó en el mundo de los LP con I had too much to dream (last night) (1967), un disco cuya composición corrió por cuenta -en su mayoría- de Annette Tucker y Nancie Mantz, dos compositoras que sostuvieron la falta de creatividad  (según el autor) en la banda. El primer tema, homónimo del título del álbum, comienza con un sonido persistente muy psicodélico; esto sienta el tono para el resto de las canciones. Además de la predominancia del rock psicodélico en las melodías, The Electric Prunes también experimentó con el hoy llamado proto-punk (por ejemplo en "Bangles" y "Get me to the world on time"), por medio de golpes cortos y continuados y guitarras algo distorsionadas. También probaron su pertenencia a esos 60' con canciones poéticas y melodiosas como "Onie" y "About a quarter to nine", otras con influencias de jazz fusión ("Train for tomorrow") y doble-tracked voces como en la extraña "Sold to the highest bidder"; la voz principal me resultó algo débil, carente del impacto que creo necesitaba. Un disco bastante raro, pero con algunos puntos altos.

Favoritas: "The king is in the counting house", "Onie", "Try me on for size"

Calificación:  7/10


Loretta Lynn ha sido una figura importante para la música country y para las artistas femeninas de la época. Para 1967, año en que salió Don't come home a-drinkin' (with lovin' on your mind), Loretta ya había grabado nueve álbums de estudio. Su principal característica es la manifestación de las frustraciones de la mujer del hogar cuyas limitaciones sociales le impedían desarrollar sus ambiciones. Ya en el tema homónimo que da inicio al disco se transmite esa necesidad de dar visibilidad a cuestiones de la intimidad que la mujer no tenía que seguir ocultando; es que una de sus virtudes es la composición, la que junto a una esplendorosa voz que apenas parece esforzarse (que en "Making plans" deslumbra) se combinan para contagiar ese pedido nostálgico de atención. Otras canciones que -no de su autoría- no hacen más que reforzar la calidad del disco ("There goes my everything" o "I really don't want to know"). También hay temas de amor como "I can't keep away from you" y bailables como "The shoe goes on the other foot tonight" y "Get what 'cha got and go". Una película de 1980 -"La hija del minero"- retrata muy bien su camino al estrellato. La recomiendo, como también a este hermoso disco.

Favoritas: "I really don't want to know", "Don't come home a-drinkin' (with lovin' on your mind)", "Making plans"

Calificación:  9/10


Es conveniente aclarar que mi conocimiento de la música proveniente de la India es prácticamente nulo. Conozco los instrumentos típicos pero los patrones armónicos se me escapan. Dicho esto, Call of the valley (1967) es un extraño pero armonioso álbum que refleja a lo largo de sus cinco pistas diferentes expresiones para distintos momentos del día. La música indi estaba empezando a introducirse de a poco en el mercado occidental, en parte gracias a George Harrison y al Ravi Shankar. Lo que más me llama la atención del disco es la perfecta comunión entre los instrumentos, que parecieran sonar cada uno con independencia de los otros, pero aún así conjugándose para no pisarse ni quitarle lucidez a los demás. La guitarra de Brisbushan Kabra suena muy parecido a una cítara en sus punteos, pero el tempo lo marca el santoor, ese instrumento de cuerdas que parece una tabla con muchas de ellas no rasgadas, sino golpeadas con pequeñas varillas (lo cual me recuerda un poco a objetos de percusión como la marimba); y la flauta de Hariprasad Chaurasia es -como bien dice el autor- como un ave sobrevolando el valle. Imprescindible para empezar a entender el arte indi.

Favoritas: "Bhoop Ghara-Dadra", "Ahir-Bhairav"/ Nat Bhairav-Ex Tala", "Pilo-Teen Tala"

Calificación:  8/10


La primera canción, casualmente que da nombre al álbum White light/White heat (1967) de The Velvet Underground es una declaración de principios de Lou Reed defendiendo el uso de anfetaminas y acentuando las consecuencias emocionales de ello, en un rock contagioso y acompasado. "The Gift" nos acerca un poco a Bob Dylan y al recitado de palabras en el rock con una letra que es más un relato que una canción, relato del miedo al engaño que lleva a comportamientos oscuros y cuestionables, bajo la excelente narración de John Cale y el persistente acompañamiento de la guitarra distorsionada -marca de fábrica de Lou Reed, que utiliza como recurso también en "I heard her call my name" aunque con una extensa improvisación jazzera. En "Lady Godiva's operation" Reed combina a la figura de la leyenda anglosajona con una cirugía estética desafortunada, por medio del humor negro y "Here she comes now" es una melodía simple y extremadamente repetitiva. La última canción, "Sister Ray", es otro relato de 17 (!) minutos que mezcla adicciones, sexo y mucho rock en un cóctel explosivo. Buen disco. 

Favoritas: "The gift", "Sister Ray", "Lady Godiva's operation"

Calificación:  7/10


Axis: Bold as love (1967) tiene como diferencia al álbum anterior de The Jimi Hendrix Experience un mayor trabajo de estudio, lo cual queda reflejado en un disco más limpio y elaborado. El tempo de las canciones lo siguen marcando los riff de guitarra eléctrica de Hendrix. En términos de energía, el álbum parece comenzar recién en el tercer tema, la imaginativa "Spanish castle magic", un R&B en tono de hard rock con una batería excelsa a manos de Mitch Mitchell (que también brilla en "Bold as love"). "Wait until tomorrow" nos sumerge en un soul suave con sutiles melodías de la guitarra, totalmente alejadas de la distorsión, al igual que el breve pero genial blues "Little wing". "Ain't no telling" es, por otra parte, un rock and roll hecho y derecho como también lo es "You got me floatin'", mientras que "If 6 was 9" tiene un inicio pausado impactante y a la vez es de esos temas que refleja el yo interior de Jimi ('Fall mountains/just don't fall on me'). "Castles made of sand" es uno de los temas más Dylan de Hendrix. Un prodigio de la instrumentación en el rock, Hendrix dota a las canciones de un aura que probablemente no tendrían si no fuera por su virtuosismo. A diferencia del autor, considero a éste un álbum sólido.

Favoritas: "Castles made of sand", "Little wing", "One rainy wish"

Calificación:  8/10


El último disco del prolífico año de 1967 en el libro es I never loved a man the way I love you, de la gran Aretha Franklin. La imagen tan nítida que se tiene hoy sobre Aretha como la Reina del soul tardó años en erigirse. En este disco la sutileza de Aretha en su acompañamiento de piano marca el pulso a lo largo de los temas. Desde la reinterpretación del clásico de Otis Redding "Respect" hasta la memorable "A change is gonna come" de Sam Cooke y la romántica "Do right woman, do right man", sus canciones fueron fundamentales en su construcción de una artista que abogó siempre por los derechos civiles de la gente de color. La sensualidad -difícilmente vista en una cantante afroamericana antes de ella- dicta el camino en varios temas como "Soul serenade" o "Dr. Feelgood". "Baby, baby, baby" es una despedida muy emotiva. "Good times" -otro tema de Cooke- marca en R&B el sello positivo de Franklin, ese espíritu muy afro de convocar a una movida interminable. La influencia en artistas actuales como Norah Jones y Alicia Keys es imposible de ignorar. Discazo, ideal para esta noche.

Favoritas: "Respect", "Baby, baby, baby", "Do right woman, do right man"

Calificación:   8/10


El álbum Beggars banquet (1968) comienza con un tema que se ha vuelto un clásico, "Sympathy for the devil", cuya base de percusión al ritmo de samba y los solos aislados de guitarra otorgan la mezcla justa entre experimentación y rock and roll. Este disco será para los Rolling Stones un trampolín hacia sus mejores trabajos, ya alejados un poco de la psicodelia, confusión y el ritmo de vida agitado que llevaban sus integrantes, lo cual los llevó a realizaciones algo crípticas y no tan logradas. Toda esta vorágine reciente es sintetizada de manera muy poética en "No expectations", una de las mejores baladas de la banda. Este espíritu  también se refleja en el regreso a lo country ("Dear Doctor", "Prodigal son", "Factory girl"), al blues y R&B ("Stray cat blues", "Parachute woman") al soul (la descriptiva "Jigsaw puzzle") y por supuesto el rock de agite que ya era marca de fábrica ("Street fighting man", que alude a los disturbios del 68'). Los Stones tenían, al igual que The Beatles, facilidad para crear hits mediante de melodías pegadizas. En Beggars banquet se nota cómo la banda comenzaba a canalizar sus ansiedades en forma de calidad musical. Un disco muy sólido. 

Favoritas: "No expectations", "Salt of the Earth", "Sympathy for the devil"

Calificación:  8/10


He aquí otra de las bandas de origen inglés (de Birmingham exactamente) cuya influencia de la música norteamericana es clara. Traffic editó su segundo disco, Traffic (1968), en la que demuestran influencias del country, el jazz y del R&B americano. El tema que abre el disco -"You can all join in"- aboga por la integración y liberación ('Help me set them free/ just be what you want to be'). El soul de "Pearly queen" pegó en EEUU y la melodía romántica de "Don't be sad" logra erizar la piel. Una característica de sus letras es la energía que emana de ellas, como también la idea de fugacidad; "Who knows what tomorrow may bring" (en la cual el hammond de Steve Winwood destaca) pide relajarse y vivir el momento -ayudado por drogas, claro-, aunque "Feelin' alright?" despliega psicodelia, percusión y un solo de saxo muy climático para reflejar una sensación de encierro. "Vagabond virgin" es un agradable pop de dudosa moralidad ('You were barely thirteen...') y el exotismo entra en escena con el blues "40.000 headman" -y un solo de flauta cautivador. Traffic entrega un buen álbum, sin canciones muy memorables, nada nuevo en comparación con la escena rockera contemporánea.

Favoritas: "Don't be sad", "Who knows what tomorrow may bring", "Means to an end"

Calificación:  7/10


Hubo muchas bandas que experimentaron con diferentes estilos, otras que absorbieron elementos de otras culturas, pero ninguna llegó más lejos en la combinación de todos los factores como The Incredible String Band. La banda escocesa es considerada la primera en hacer acid folk y son pioneros en la heterogeneización de sus estilos, siendo reconocidos como una de las bandas más adeptas al hippismo en la escena británica. The hangman's beautiful daughter (1968) mezcla mitología ("The Minotaur's song", "Three is a green crown" -de influencia indi), psicodelia ("A very cellular song" o "The water song" -que incluye un canto gregoriano), instrumentos y paisajes exóticos, iconos contraculturales ("Witches hat") e interpretaciones que, además de sonar por momentos satíricas (como "Mercy I cry city"), también aluden a aspectos folclóricos; cada tema suena como un ritual, por lo que esas voces se antojan tribales. La diversidad de sonidos, la grandilocuencia poética al referirse a la vida campestre y la imagen de banda como familia/comunidad hacen de ISB una de las bandas hippies más fieles a la contracultura de los 60' y de éste un gran disco, para entrar en trance.

Favoritas: "A very cellular song", "The Minotaur's song", "Swift as the wind"

Calificación:  8/10


The Kinks are The Village Green Preservation Society (1967) es tal vez el pináculo del pop de fines de los 60'. El espíritu positivo, romántico, alegre y sincero que destilan sus canciones lo convierten en un álbum muy sentido. Sus letras están plagadas de recuerdos -de adolescencia y ilusión en "Do you remember Walter?" o de nostalgia con "Village Green" y melancolía ("All my friends were there")-, homenajes a la cultura de masas ("The Village Green Preservation Society") y a la proliferación de imágenes ("Picture book" y "People take pictures of each other"). También hay esperanza en temas como "Big sky" o "Animal farm" y de simple felicidad, como la liviana y agradable "Sitting by the riverside". Pese a ser una banda exitosa y prolífica, The Kinks nunca pudieron escapar a la sombra de los Beatles; sin embargo, la banda tuvo un encanto envidiable que supo explotar, especialmente cuando se aferró al pop como estilo, anticipándose a muchas bandas futuras. A veces, el destino se encapricha, y no hay mejor manera de acabar este decálogo con un disco que se jacta de la memoria como un motor de la vida. Estas canciones tienen vida propia, sin duda. ¡Viva el pop!

Favoritas: "Do you remember Walter?", "Animal farm", "Village Green"

Calificación:  10/10

Es mejor mirar al cielo que vivir en él. 
(Truman Capote)
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