Revisitando GRIMM

21.01.2018

El año pasado (2017) y tras siete temporadas al aire, finalizó la serie de horror y fantasía Grimm (2011-2017). Tras un tiempo prudencial, me resulta apropiado -en lo personal- hacer una revisión de lo que fue una de las series norteamericanas del género menos apreciadas -u olvidadas- por la crítica televisiva. 

En la línea de otras series que aprovechan el formato de fairy tale (más recientemente, la gran Once upon a time), Grimm combinó personajes oscuros con la ciudad de Portland -fría y boscosa de acuerdo con las imágenes que predominan en pantalla-, en una temática que hacía foco en la polarización entre seres humanos 'corrientes' y wesen, es decir, aquellos que por una herencia genética proveniente de un antiquísimo linaje pueden convertirse a voluntad en bestias animalescas. Esta polarización permite contextualizar la serie en un mundo cotidiano, bastante realista en términos de los conflictos sociales que suceden en estos tiempos, pero sin perder de vista la eterna disputa entre ambos bandos, sustentada por el elemento fantástico del folclore de los cuentos (de ahí la obvia designación del título del show).

Una característica habitual en la serie fue la de presentar personajes que oscilan entre el bien y el mal, ya sea por su condición de wesen como por las afiliaciones y asociaciones con otros personajes. La rivalidad entre wesen y grimm (una suerte de justiciero que aplica su espada de Damocles sobre aquellos wesen que "se portan mal" -por lo general el disparador es un crimen o delito cometido por éstos) se traslada a un siglo XXI en el que la polaridad se lee en función de policías y criminales, siendo el grimm un agente de los primeros y las bestias wesen parte de los segundos.

En este panorama seguimos las vicisitudes del detective Nick Burkhardt (David Giuntoli) quien además es grimm, en su lucha contra el crimen y eventualmente contra el avance de fuerzas políticas poderosas relacionadas con esa otra facción que son los wesen. A modo de conspiración mundial, el consejo wesen es un organismo que funciona en la opacidad del mundo regulando las acciones de todos los wesen del planeta, como un ente regulador o un comité de justicia; por supuesto, este consejo no es transparente ya que, como toda institución o corporación en el mundo contemporáneo, los intereses económicos y/o religiosos son factores que influyen decisivamente en las decisiones tomadas por aquel. Por supuesto no todos los wesen son "malvados" o delincuentes; algunos de ellos incluso se convierten en amigos y colaboradores de Nick, como el blutbad -una especie de hombre lobo- Monroe (Silas Weir Mitchell), la fuschbau -un tipo zorro- Rosalee (Bree Turner) o el medio zabuerbiest -hijo de una hexenbiest, algo así como una bruja- Sean Renard (Sacha Roiz) quien además sucede que es el capitán de la policía de Portland.

Otra característica de la serie es la flexibilidad de sus personajes: Juliette (Bitsie Tulloch) pasa de ser la prometida de Nick, a hexenbiest, para luego desaparecer y ser sustituida por Eve (la misma actriz), de igual apariencia pero con otras habilidades. Adalind (Claire Coffee), hexenbiest también, empieza siendo una de las villanas del show, pero con el correr de las temporadas acaba convirtiéndose en la mujer de Nick -incluso teniendo un hijo -llamado Kelly, como la abuela paterna- con él. Monroe aparece como un peligro para Nick en el primer capítulo ("Pilot", 2011, Marc Buckland) aunque rápidamente se convierte en su mejor amigo. Sean Renard es un personaje difícil de clasificar, pues está tanto del lado de la justicia como del de los perpetradores, y su relación con Nick tiene muchos vaivenes ya que se mueve a veces por intereses personales -como ser alcalde de Portland- o bien intereses del consejo wesen. 

Resulta interesante también la variedad de figuras del folclore mundial que se dan cita en la serie, desde vengadores latinos como el cucuy hasta personajes demoníacos del norte de Europa como el krampus; cada uno recibe una historia diferente, pero cuyo lazo intrínseco los une al grimm, quien a través de un libro escrito desde hace incontables generaciones, lleva el registro de todas esas criaturas wesen (y en algún caso mitológicas) que alguna vez amenazaron a la especie humana y que, en las sombras, siguen existiendo y esperando su momento para reaparecer. Junto a ese libro, el grimm hace uso de otros elementos como armas antiguas y medicinas alternativas (estas últimas a cargo de Monroe y Rosalee en su bazar). Al final, esta disputa no es otra cosa que una lucha de poderes, el viejo enfrentamiento entre el bien y el mal -matizado, claro, por la ambigüedad de los personajes que antes mencionaba. 

Grimm entretiene, no es una serie pretenciosa con aires de épica, por lo que se ve con agrado y, para quienes nos gustan los relatos míticos de otros tiempos y los personajes que desafían la realidad o la norma, constituye una buena galería de caracteres míticos, mezcla de imaginación y homenajes. 


Es mejor mirar al cielo que vivir en él. 
(Truman Capote)
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