Shock!, de Richard Matheson

29.05.2024

Siempre es un placer volver a autores que dejaron una huella en mis hábitos de lectura y escritura. Oriundo de New Jersey, Estados Unidos, Matheson forjó un estilo que dejaría una marca imborrable en el terror moderno. Shock! (1961) forma parte de una serie de colecciones (cuatro volúmenes, en total) que recopilan la mayoría de los relatos breves de este autor. He leído muchos de sus cuentos, algunos de los cuales están presentes en esta antología, pero como el paso de los años a veces otorga una nueva mirada sobre los objetos, vamos a ver qué sucede con esas relecturas. 

Vamos a los cuentos:

-Los hijos de Noé (1957). En una noche oscura en un pueblo silencioso, un vendedor independiente de mediana edad es detenido inexplicablemente y llevado a la comisaría por un extraño sheriff. Los hijos de Noé tiene una atmósfera algo pesada, de incertidumbre, y su protagonista parece estar viviendo una situación similar a la del protagonista de El Proceso, de Kafka. La tensión no está sólo en la mente del protagonista, y ese final macabro -que no comentaré- refleja en un punto la voracidad y el hambre humanos por obtenerlo todo del prójimo. Un estupendo relato que nunca afloja su fuerza.  *****

-Lemmings (1958). En la playa, dos hombres observan cómo multitud de personas caminan incesantemente hacia el mar y penetran en las aguas para no volver. Este relato ultra corto tiene una potencia tremenda, y es clara su alusión al poder autodestructivo y aniquilador de la raza humana. La simpleza del final lo hace aun más contundente. Genial.   ****

-La fuente espléndida (1956). Un multimillonario excéntrico plantea la búsqueda del origen de todas las bromas 'sucias', aquellas que juegan con el humor negro y con las otredades. Esa búsqueda delirante lo lleva a descubrir una sociedad ultra-secreta, aislada y exclusiva, que parece existir desde los albores de la civilización. El relato, publicado en Playboy, no tiene un desenlace que impacte, por lo que a mi gusto, se queda corto. Fue adaptado para un capítulo de la serie animada Padre de Familia, que incluso creo supera al original. Flojo.   **

-Llamada de larga distancia (1953). Durante una noche lluviosa, una anciana casi postrada en su habitación recibe insistentes llamadas que, al atenderlas, no se oyen voces del otro lado del auricular (al principio, porque luego una voz masculina pretende hablar con ella). Relato que se hizo popular por haber sido retomado en La Dimensión Desconocida, Llamada... tiene un tempo preciso que nos va metiendo en la historia y con un misterio que va escalando progresivamente. Lo interesante es cómo Matheson nos lleva por el camino del acechador, alguien que pretendería acosar a la anciana, para derivar en un desenlace en el que lo sobrenatural adquiere el protagonismo. Buena muestra de una época de inseguridades y de desconfianza en los medios tecnológicos.  ****

-Mantage/La película (1959). Un escritor frustrado que sueña con que la vida sea como las películas que mira con su esposa, empieza a notar cómo su vida se 'edita' momento a momento, pegando saltos significativos y viendo cómo se eliden los espacios vacíos o insignificantes de su existencia. El relato presenta un alocado tratamiento del tiempo, y es también una curiosa mirada sobre la alienación en la que el ser humano se sumerje ante la ficción que consume. Pese a que por momentos su narración se vuelve algo confusa, la situación del protagonista se torna por momentos desesperante, y a fin de cuentas se percibe cierta crítica al modo de vida acelerado propio del consumismo, el cual hace que nos perdamos de los pequeños pero valiosos momentos que nos da la vida.  ****

-Una para los libros (1955). Una mañana, el conserje de una universidad se levanta y descubre que puede hablar francés con fluidez. Luego percibe que no sólo ha adquirido esa habilidad, sino que parece tener un conocimiento bastante mayor al que acostumbraba. Posteriormente, un doctor conocido descubre que esta persona tiene la capacidad de adquirir el conocimiento de los profesionales con quienes se relaciona. En un relato de esos con aire pulp que reflexiona sobre el potencial intelectual de los humanos y que arriesga una mirada incómoda ante la posibilidad de vida extraterrestre, Una para los libros es un cuento simpático, humorístico, que cumple pero que no asombra. Efectivo.  ***

- El hombre de los días festivos (1957). David es un hombre apático y desencantado de la vida cuya jornada de trabajo, lo sabemos al final, es absolutamente deshumanizadora. El hombre de los días festivos es un relato bastante breve, en el que si bien no parece decirnos nada interesante durante su desarrollo, el final desnuda una crítica agresiva contra el modo de vida rutinario, el inconformismo social y la disminución de la empatía en las relaciones. Interesante.  ***

- El baile de los muertos (1955). La Tercera Guerra Mundial ya ha pasado. La población se ha visto afectada por las consecuencias de la debacle, y tiene un comportamiento errático y vinculado con los divertimentos menores (como en esa época eran los cómics -!-, pero también las motos y manejar rápido, entre otras). La escritura desbalanceada de Matheson confunde pero aumenta nuestra sospecha acerca de la cordura de los personajes que pueblan la historia, la cual está seriamente comprometida debido a -posiblemente- el uso de armas químicas contra la población. El relato en sí trata de un bar en el que una mujer interpreta 'La danza de los muertos', espasmódica y contagiosa, y apunta en buena medida al vacío que transmitían las nuevas generaciones con sus actividades sin sentido. Extraño, extrañísimo relato.  **

- Legión de conspiradores (1953). En su etapa más productiva de relatos cortos, Matheson exploró intensamente las masculinidades debilitadas por diferentes cuestiones. Este cuento relativamente breve es interesante porque explora las manías, tocs y sospechas -infundadas, aparentemente- de un hombre que sufre de cierto grado de paranoia, la cual va escalando gradualmente hasta llegar a un final abrupto y satisfactorio. Este hombre cree que todo lo que sucede alrededor es parte de una conspiración que busca incordiarlo o intranquilizarlo, incluso el menor de los detalles como un un hombre con un resfriado crónico. Buen relato que se vale de los miedos de una sociedad que había perdido la confianza en el prójimo y que se veía afectada profundamente por métodos de sociabilización alienantes.  ****

- El borde (1958). Un hombre en un bar es apelado por otro que dice conocerlo, pero aquel no recuerda haberlo visto en su vida. Con este planteamiento sencillo, Matheson insiste sobre las inseguridades y sobre las pérdidas de identidad en los hombres de mediados del siglo XX. Diálogos con líneas breves, concisas, personajes que intentan racionalizarlo todo pero que no encuentran respuesta, y un cierre impactante, previsible, pero igualmente contundente. Enorme.  *****

- La amenaza reptante (1959). Como otros autores de la época, Matheson tenía la costumbre de introducir el humor en varios de sus relatos. En este, la ciudad de Los Ángeles cobra vida de repente (sí, es comprobado de forma microscópica por científicos) y avanza por sus alrededores engullendo pueblos y transformando todo a su paso, induciendo incluso cambios rotundos de comportamiento en personas. Se puede pensar a esta historia como una referencia directa -y explícita- al avance persuasivo de los medios del espectáculo sobre la vida de la clase media americana. Pasable, no explota en su totalidad.  ** 

- La nave de la muerte (1953). Una tripulación espacial decide bajar a uno de los muchos planetas que rastrean porque percibieron a lo lejos la presencia de una nave en su superficie. El problema del doble se multiplica a varios dobles en este relato; la lucha mental por descubrir qué está sucediendo convierte a esta historia en una de detectives deductivos. Ya había leído este relato hace tiempo, y la relectura, antes que aclarar, oscureció un poco mi interpretación. Sin embargo, es un interesante cuento sobre la experiencia de habitar y no poder escapar del limbo más allá de la vida. Recomendable.  ****

El distribuidor (1958). Un hombre llega a un barrio apacible, y pronto comienzan a suceder cosas malas; a medida que avanza el relato, la gravedad de esas cosas se hace mayor. De manera silenciosa, Theodore -el vecino nuevo- realiza actos que perjudican a los demás, sembrando la discordia y el malestar en el otrora tranquilo barrio. Su final, demoledor y completamente amoral, es un cañonazo de pesimismo hacia nuestra visión de la cordialidad humana. Matheson elucubra con maestría un relato en el que al principio parece que no sucede nada importante, pero que va, palabra a palabra -como ladrillo a ladrillo un muro-, construyendo un estado el cual hace presas de la violencia y de la incoherencia a los seres humanos mismos.  ****

Una colección de relatos con altibajos, pero que describen con suficiencia las problemáticas de identidad e inseguridad propias de los años 50'. Agradable, algo que a Matheson no se le puede recriminar, son las ideas, siempre ingeniosas, y su escritura a menudo punzante y crítica con la humanidad. 

Es mejor mirar al cielo que vivir en él. 
(Truman Capote)
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